Steampunk Barcelona, per Laura Anglès
Una tripulación de artistas y marginales surca las olas en busca de aventuras. Es así, como uno a uno se van sumergiendo en un universo decadente a la vez que mágico en el que esta extraña tripulación irá encarnando algunos grandes cuentos clásicos del XIX.
Se trata de una reflexión sobre la muerte, los vicios y la decadencia en clave de humor y sátira. Los clásicos siempre son actuales y la depravación humana es universal. De aquí que la obra esté ambientada en una atemporalidad que oscila entre el siglo XIX y lo actual, encaja así muy bien con el ‘futuro que nunca fue’ steampunk.
Un don Juan a la española (y no el de Tirso de Molina), sino uno al que le gusta la panceta y la paella. El hombre de arena de Hoffman está aquí protagonizado por Nathaneal, un estudiante de biología en la Seu d’Urgell. El decapitado de Benito Pérez Galdós substituye su cabeza por un globo. Y una amplia selección de cuentos entre los que encontramos maestros como Baudelaire, Rimbaud, Poe, Tesla o Verne, precisamente algunos de los pilares en los que se basa el steampunk, de aquí también la estética que baña la obra.
La iluminación bañada por la luz de las velas es tenue, sensual y en ocasiones enigmática, al igual que la obra. El carismático y polivalente Felipe Cabezas dirige la obra como maestro de ceremonias. También destaca la actuación de Judith Alarcón que se instalará de manera exquisita en todos sus personajes. El director, Pere Cabaret, también interviene en la obra dotándola con un piano embrujado y con alguna pequeña intervención en escena.
La función se representa en un ambiente muy íntimo en el que los actores buscan la interacción con el público, que ríe y se hace partícipe de la obra. Ya no hay butacas ni grandes teatros burgueses, los asistentes pueden beber un gin-tonic a la vera de los actores: es la victoria, como así canta el nombre de la obra, del tan de moda teatro alternativo.
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